martes, 6 de octubre de 2009

Lidia y su lista de paraguas

Hay una niña nueva en clase. El profesor la está presentando. Nadie lo escucha. Sus compañeros hacen comentarios y se ríen. Nadie sabe como se llama, nadie prestó atención a su presentación. El profe le manda sentarse al fondo cerca de la ventana. Hacía un día lluvioso y en el patio se había formado barro y charcos. El cielo estaba gris y lleno de nubes.
-Lidia sal ha hacer el ejercicio -ordenó el maestro.
Todos se miraron y se preguntaron quien era Lidia. Entonces ésta se levantó y salió al encerado mientras que todos la miraban y hacían comentarios en voz baja con el compañero de al lado. Cogió la tiza que le entregó el profesor y se puso a resolver la cuenta de matemáticas. El día se hacía interminable y aburrido. Lidia, por la ventana, veía a la gente pasar por la calle con paraguas y botas y, cuando llegaban a un charco chapoteaban en el. Paraguas verdes, azules, de lunares, con rayas, pequeños, grandes, de cuadros... Lidia apuntaba en su libreta todos los estilos y colores que miraba por la ventana mientras que el profesor se dedicaba a, pues a dar clase, ¿no? Eso es lo que hacen los profesores. Enseñan a sus pupilos. Los tan odiados profesores de lengua, las amables profesoras de historia, los viejos profes de ciencias... Cada uno es distinto, como los paraguas. Suena el timbre y todos sus compañeros salen del aula con caras felices y charlando. Lidia, con su cara inexpresiva, recoge sus cosas. En su cuaderno le faltaba un paraguas para tener trenta distintos tipos. Así que se acerca a la mesa del profesor y le pregunta:
-Profesor...
-¿Si Lidia?
-¿De qué color es su paraguas?